La aparición de la nota en un diario levantó un gran revuelo. Un científico investigador del CONICET y de larga trayectoria en el tema de desarrollo embrionario informaba que sus experimentos indicaban que el glifosato es tóxico y provoca malformaciones en embriones de rana.
El glifosato es el herbicida con el cual se fumigan los campos de soja transgénica, la cual, justamente por ser transgénica, es resistente a este compuesto químico.
De ahí en más todo se transformó en cruce de opiniones a favor y en contra de los dichos del investigador. Una politización brutal del hecho científico. Los diarios afines al gobierno lo respaldaban y aquellos que, por el momento están enfrentados a la actual dirigencia de nuestro país, lo atacaban. Incluso se mencionó la aparición de un grupo ligado a un estudio jurídico de la ciudad de Buenos Aires, reclamando a los gritos la aparición del trabajo de investigación. Algo lamentable.
Lo que me llamó poderosamente la atención es que ninguno de los medios que cubrieron la noticia y su desarrollo posterior pidió ver el trabajo científico. Una clara señal de la poca cultura científica que se respira en los medios de comunicación, la gran mayoría (o todos?) de los cuales no tienen un periodista científico como parte de su staff.
Desde el análisis de la comunicación científica de todo este episodio hay un par de cosas que se pueden rescatar:
1. La ausencia de conocimientos por parte de los científicos acerca de como dar a conocer un resultado de esta naturaleza. Esto forma parte de la mentalidad de muchos investigadores que no consideran la divulgación de sus conocimientos hacia la sociedad como parte de su trabajo. Creo que hubiera sido mucho mas prolijo llamar a una conferencia de prensa y darle la informacion a todos los medios.
2. La ausencia de profesionales periodistas preparados para manejar información científica. En nuestro país no existe una cultura de periodismo científico y los medios de comunicación por distintas razones, en principio económicas, terminan prescindiendo de profesionales con esta orientación. Creen, equivocadamente, que no hace falta una preparación para dedicarse al periodismo científico. Y dados los tiempos que corren vemos periodistas que saltan de cubrir un maratón, al asalto de la gomería, al descubrimiento científico del día.
El tema da para hablar y mucho. Esperemos que lo que ha ocurrido nos permita reflexionar y actuar en consecuencia para que las cosas empiezen a cambiar. O sea, científicos más involucrados con la divulgación de su trabajo y periodistas mejor preparados para manejar la información científica que les llega.
miércoles, 13 de mayo de 2009
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