Con la presencia de autoridades nacionales y universitarias se inauguró
el instituto de investigación dirigido por Claudio Fernández.
El Rector de la UNR junto al Jefe de Gabinete, ministros y el Secretario de Transporte (Foto: C. Pairoba).
Por Claudio Pairoba
El Centro Universitario Rosario fue el escenario donde se reunieron los
invitados a la inauguración del Instituto Max Planck de Biología
Estructural, Química y Biofísica Molecular de Rosario.
En el caluroso mediodía se dieron cita el Rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana, el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich, los ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, de Salud, Jorge Manzur, y el Secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos.
El Prof. Darío Maiorana destacó que “el emprendimiento que hoy estamos inaugurando, el cual de hecho ya funciona en el campus de nuestra universidad, se debe a la conjunción de voluntades políticas que hace casi 6 años comenzaron a pensar esta estructura gracias a la propuesta del Dr. Claudio Fernández y el Dr. Cristian Griesinger de la Universidad de Gottingen. Ambos nos plantearon la necesidad de contar con esta tecnología y esta plataforma en nuestro país, ya que era fundamental para que nuestros científicos pudieran trabajar, volver y formar nuevos recursos humanos”.
Los fondos para llevar adelante el proyecto provinieron de los ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y de Educación de la Nación, y de la Universidad Nacional de Rosario.
Por su parte el Ministerio de Salud de la Nación aportó los fondos para la compra de los dos microscopios para el laboratorio. Como producto de esta compra, la empresa Nikon, ganadora de la licitación, propuso crear en Rosario un centro de Excelencia Nikon Internacional similar a los que ya tiene en el resto del mundo. El mismo es el primero asociado a una universidad latinoamericana.
“Gobernar es establecer prioridades, financiamiento y fundamentalmente financiamiento que sea estructural para el desarrollo del país”, remarcó Maiorana. “Eso es lo que tenemos enfrente y hay que agradecer a todas las personas que han tomado la decisión y que han escuchado a nuestros científicos, técnicos y a los rectores respecto de las necesidades reales”, concluyó el Rector.
A su turno, Fernández comparó la situación actual de la ciencia y la tecnología con lo que ocurría en el 2002. El investigador remarcó que el cambio positivo tiene que ver con que “la ciencia y la tecnología son políticas de Estado, al igual que la repatriación de científicos. La ciencia tiene que estar ligada indisolublemente a la racionalidad y el pensamiento crítico. La ciencia es la enemiga mortal de cualquier pensamiento dictatorial o mesiánico o de cualquier política económica que implique sometimiento y subordinación”, destacó el director del flamante instituto.
Al hacer referencia a la educación pública, Fernández remarcó que “soy un hijo de la universidad pública y no podría haberme transformado en el director de este instituto sin haber recibido educación pública”. “Se necesita decisión política para que proyectos como este se consoliden en la Argentina”, finalizó el investigador.
Por su parte, el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, destacó que hoy “la inversión en ciencia y tecnología equivale a entre 0,68 a 0,75% del producto bruto interno. Es una contribución extraordinariamente importante en los últimos 11 años. En segundo lugar es importante observar que el sistema educativo en la Argentina invierte 6,47% del producto bruto interno y que el sistema universitario tiene previsto para el año 2015 el equivalente a casi 42.000 millones de pesos”.
El ministro Barañao se refirió al símbolo del laboratorio Max Planck, Minerva diosa romana de la sabiduría, la mitología y el dios Jano. "Los científicos de Latinoamérica tienen que tener dos caras como el dios Jano. Una cara mirando hacia afuera, mirando lo que ocurre en el mundo, siendo competitivos. Y otra cara mirando hacia adentro, hacia las necesidades insatisfechas de la población", dijo el ministro. "Este es un desafío que tal vez no tiene el científico alemán, pero sí lo tiene el científico argentino. Y es una responsabilidad que le cabe porque a la carrera la paga la sociedad y espera que ese científico le solucione algún problema" , concluyó el funcionario.
El acto se completó con palabras de Cristian Griesinger, el embajador de Alemania en la Argentina, Bernhard Graf von Waldersee y el vicepresidente de Nikon, Jim Hamlin.
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