sábado, 6 de agosto de 2022

Estrellas no detectadas

Sobre fenómenos físicos y talentos ignorados.


Por Claudio Pairoba*

El año 1974 fue intenso. Arrancó con el nacimiento de los primeros sextillizos que sobrevivieron a la infancia. En abril Stephen King publica su primera novela, “Carrie” y se usa por primera vez el código universal de producto (el código de barras que permite identificar rápidamente artículos de distinta naturaleza). En agosto renuncia Richard Nixon luego del escándalo Watergate y asume Gerald Ford como presidente quien en septiembre emitiría un perdón para Nixon.

La ciencia no estuvo ajena a este período de eventos memorables. En el campo de la física se había producido un avance sumamente importante: el descubrimiento de los púlsares, las ondas de radio emitidas por estrellas moribundas. Fue así que el Premio Nobel de Física 1974 se le entregó a Antony Hewish, quien lo compartió con Martin Ryle. Pero faltaba alguien en ese reconocimiento. La persona que detectó los dos primeros púlsares, y que se opuso a Hewish cuando este consideraba que las señales detectadas eran mera interferencia: Jocelyn Bell.

Historia repetida

La historia de Jocelyn Bell no es nueva y a medida que pasa el tiempo se van conociendo otros ejemplos. Tal vez la más difundida fue la de Rosalind Franklin. Una de las diferencias con el caso Bell es que Franklin murió sin saber de su exclusión del premio mientras que Jocelyn sí lo supo. Las implicancias de esto son claras. Un reciente y premiado documental del director Ben Proudfoot, "Casi famosa. El pulso silencioso del universo", pone en primera persona la historia de esta investigadora.

La historia de Jocelyn es uno de los más claros exponentes de la negación de las capacidades de la mujer por los sistemas educativo y científico así como por la prensa del siglo XX. Nacida en un hogar quáquero de Irlanda, su primer encontronazo con el “no” tuvo lugar en la escuela secundaria, un miércoles fatídico en que enviaban a los chicos al laboratorio de ciencias y a las chicas a la cocina. Sus padres consideraban que había algo de Dios en todo ser humano. Por esta razón, se indignaron a tal grado ante este enfoque educativo que el próximo miércoles Jocelyn y otras dos niñas estuvieron en la clase de ciencias junto con los niños.

Afortunadamente no todos fueron encuentros de este tipo. También se topó con “Fronteras de la astronomía”, el libro escrito por Fred Hoyle que la inspiró a ser una radioastrónoma para así seguir su sueño en la Universidad de Glasgow.

Allí continuó la aventura de abrir caminos. La única mujer en una clase de 50, Jocelyn sufrió la tradición imperante según la cual los jóvenes tenían que silbar y golpear sus pupitres cuando una mujer entraba al salón. Una experiencia apabullante y desagradable. Luego de graduarse en 1965 solicitó su ingreso a la Universidad de Cambridge.

Y llegó Antony

Una vez graduada, la aventura prosiguió en Cambridge donde se postuló y fue aceptada para realizar el doctorado. Pero Cambridge no fue muy distinta de sus experiencias educativas anteriores en cuanto a ser mujer y científica. Allí comienza a trabajar con el investigador Antony Hewish con el fin de detectar quásares (cuerpos celestes de gran luminosidad). Para lograrlo se necesitaba un radiotelescocopio y Jocelyn fue la encargada de su construcción, proceso que requirió de media docena de personas trabajando durante dos años. Algo saltaba a la vista: Jocelyn era la única estudiante en el grupo. Las restantes mujeres del equipo eran las empleadas administrativas. Ella y Hewish eran los únicos dos investigadores en el equipo.


Jocelyn Bell junto al radiotelescopio que ayudó a construir
 

Algo extraño sucede

Los días de Jocelyn transcurrían entre manejar el telescopio y analizar datos. Jornadas dedicadas a estudiar unos 30 metros de gráficas en papel generadas por el sistema cada día.

Y como lo quiere la serendipia, buscando quásares apareció algo más, una señal que Jocelyn no podía explicar. No era un quasar y no parecía ser interferencia. Extrañada por este hallazgo e incapaz de descifrar su significado Jocelyn hizo lo más lógico: preguntarle a Hewish, su director de tesis. Su respuesta fue contundente: es interferencia. Consideraba que era un malfuncionamiento derivado de un error cometido por Jocelyn durante la construcción del radiotelescopio.

Los extraños pulsos seguían apareciendo y los diálogos entre Jocelyn y su jefe continuaban estancados entre “es una interferencia” y “creo que no es una interferencia”. Finalmente Hewish hizo lo más práctico: ir al lugar de trabajo de su becaria para poder ver con sus propios ojos lo que ella le había estado contando. Su conclusión fue radical: no es interferencia. Feliz por el descubrimiento, el investigador se embarcó en crear un nuevo proyecto de trabajo.

Nuevo proyecto sin interferencias

Jocelyn y Hewish continuaron desarrollando algunas ideas hasta que un día la becaria llegó inesperadamente a una reunión entre su jefe y Martin Ryle, el jefe del grupo (y de Hewish). Una reunión a la cual ella no estaba invitada y en la que ambos investigadores discutían sobre la publicación de los resultados. Esos derivados de la “interferencia” original.

Antony Hewish y y Martin Ryle (captura documental Ben Proudfoot)
 

Superado el incómodo momento, Jocelyn siguió trabajando hasta descubrir la segunda “interferencia” ahora denominada púlsar. Esto motivó que su jefe organizara un seminario para dar a conocer los resultados que estaban obteniendo. Toda la jet set astronómica de Cambridge asistió, incluyendo a alguien que sorprendió gratamente a Jocelyn: Fred Hoyle, el astrónomo que la había inspirado para ser una radioastrónoma.

Jocelyn Bell y Antony Hewish en su lugar de trabajo
 

Los púlsares son presentados en sociedad

Hewish dio el seminario anunciando el descubrimiento de esta señal de radio sin resaltar demasiado el rol de Jocelyn en el descubrimiento, según ella recuerda. Su admirado Fred Hoyle propuso una explicación que resultó ser la correcta.

Gradualmente el tema fue ganando terreno, hasta que todos concluyeron que el hallazgo era de extrema importancia. El paso siguiente era publicar en una revista científica los resultados del primer pulsar descubierto lo cual despertó un enorme interés. Jocelyn se enfrentaría a un nuevo momento desagradable.

El enfoque del cuarto poder

Los periodistas presentes para el anuncio dividieron las preguntas en dos grupos: científicas y de interés general o “con un costado humano”. De esta manera se dirigían a Hewish para todo lo relacionado al descubrimiento astronómico. A Jocelyn le reservaban preguntas tales como número de novios que tuvo, el color de su pelo, su altura y las medidas de su busto, cintura y caderas. Para culminar estas llamativas interacciones llegaron a pedirle que se desabotonara su blusa. Finalmente, el 21 de diciembre de 1968 Jocelyn contrajo matrimonio dejando Cambridge luego de obtener su doctorado en 1969. Su esposo trabajaba en otro lugar y ella lo siguió.

Todo terminado. ¿Realmente?

Pasaron cinco años hasta aquella mañana de 1974 en que se lanzaba un satélite, parte del proyecto en el que Jocelyn trabajaba. El pasado volvió de golpe, bajo la forma de un colaborador que irrumpió en su oficina al grito de “¿Escuchaste las noticias?” Su primer pensamiento fue que algo había fallado en el satélite. Pero no, estaban anunciando el Premio Nobel de Física y había dos personas involucradas a quienes ella conocía muy bien. Hewish y Ryle obtuvieron en forma conjunta el Premio Nobel de Física 1974  por sus trabajos pioneros en radioastrofísica: Ryle por sus observaciones e invenciones y Hewish por su rol decisivo en el descubrimiento de los púlsares.

Hewish recibiendo el Premio Nobel de manos del rey de Suecia
 

Lo que siguió fue un escándalo de proporciones. Fred Hoyle estaba furioso y en declaraciones a la prensa dijo que los ganadores habían usado el trabajo de una estudiante de doctorado quien ni siquiera fue mencionada en la ceremonia. Hewish lo negó. En una entrevista, luego de muchos años, el científico manifestó que el equipo de trabajo era como la tripulación de un barco. Si un marinero grita “tierra” eso es genial. Pero es el capitán quien merece el crédito por la expedición. No puedo dejar de preguntarme si este razonamiento ha variado mucho desde entonces.

Bell considera que el hecho de ser estudiante de doctorado y además mujer le jugó en contra. De todas maneras, como cuenta en el documental, se siente complacida de que los púlsares fueran lo suficientemente importantes como para obtener un Premio Nobel. Con los años no ha habido ninguna modificación de los nombres que recibieron el galardón. Tal vez sería hora de que los organizadores comenzaran a tener en cuenta esta serie de anomalías que se siguen sumando. 

Broche de oro

De todas maneras, los años trajeron reconocimiento para Bell. Solo para nombrar algunos, en 1989 recibió la medalla Herschel de la Royal Astronomical Society. En 1999 fue designada Comandante de la Orden del Imperio Británico por sus aportes al campo de la astronomía y promovida a Dama Comandante en 2007. En 2013 apareció en la lista de las 100 mujeres más poderosas del Reino Unido de acuerdo a la BBC y en 2015 recibió la Medalla de Oro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.

En 2018 la investigadora recibió el prestigioso Premio Breakthrough por su descubrimiento de los púlsares. Bell destinó los tres millones de dólares otorgados por el premio a becas para estudiantes de minorías.

Bell recibiendo el Premio Breakthrough
 

Y para cerrar: ¿qué es un pulsar, ese descubrimiento que tuvo tanto impacto en la vida de estos científicos y en el mundo de la ciencia? La palabra es una abreviatura para estrella de radio pulsante (pulsating radio star). Restos de una gran estrella que explotó cerca del final de su vida. La estrella gira y al hacerlo emite una onda de radio. Si lo hace en la dirección en que se encuentra un detector, es registrada. Si no, será una estrella no detectada.

 Audio programa "Centro Cultural de la Salud"- Conducción. Antonio Capriotti
Radio Rivadavia Rosario - 106. 3 - Domingos de 11 a 13 h

 

Link al video con subtítulos
https://vimeo.com/593473555

 

*Bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.



Notas relacionadas

El lado oscuro del ADN: la historia de Rosalind Franklin
http://planetciencia.blogspot.com/2019/09/el-lado-oscuro-del-adn-la-historia-de.html

Las grandes científicas olvidadas por la ciencia
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150622_mujeres_ciencia_olvidadas_lp

Jocelyn Bell Burnell, premio Breaktrough por descubrir los púlsares
https://www.europapress.es/ciencia/astronomia/noticia-jocelyn-bell-burnell-premio-breaktrough-descubrir-pulsares-20180906170428.html

Dame Jocelyn Bell Burnell FRS: oration
https://www.bath.ac.uk/corporate-information/dame-jocelyn-bell-burnell-frs-oration/

Woman´s hour – The power list
https://www.bbc.co.uk/programmes/articles/3J92brPmK0hskzhpTV3CrZ0/the-power-list-2013 

Jocelyn Bell recibe medalla de oro por sus investigaciones científicas
https://www.montevideo.com.uy/Salud/Jocelyn-Bell-recibe-medalla-de-oro-por-sus-investigaciones-cientificas-uc274271

Antony Hewitt
https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsbm.2021.0045



 

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