El artículo de hoy me servirá para cerrar mañana la presentación sobre Nuevas Profesiones en el CEJFE. No se trata, en sentido estricto, de una nueva profesión, pero sí nos da una idea sobre la necesaria apertura de conceptos. Juego y ciencia, en otras épocas tan apartados hoy ser reúnen en torno a la tecnología en nuestro bien.
Pues bien, diez años de investigación científica no habían logrado lo que un grupo de jugadores online: descifrar la estructura de un enzima del virus del SIDA. El exploit lo publicaban en el journal Nature Structural & Molecular Biology, en el que, de forma excepcional y por primera vez, jugadores online e investigadores aparecen como coautores.
Me disculparéis si no me extiendo en los detalles, el tema resulta de que descifrar la estructura de las proteínas es vital para entender las causas de muchas enfermedades y desarrollar medicamentos para bloquearlas. Un microscopio ofrece solamente una imagen plana, así que resultan necesarias imágenes 3D que desplieguen la molécula y la hagan girar para revelar objetivos potenciales para los posibles medicamentos.
Foldit, desarrollado en 2008 por la universidad de Washington, el juego en cuestión, puede ser la solución. Se trata de un juego de entretenimiento en el que los jugadores, divididos en equipos, compiten por desplegar cadenas de aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, a través de una serie de herramientas online.
Para sorpresa de los científicos, los “gamers” producían un modelo preciso del enzima en solo 3 semanas, proporcionando nuevos insights para el diseño de drogas anti retrovirales (la medicación para los portadores de HIV).
Se atribuye el éxito, tanto a la intuición humana como al ingenio y añado, la ingenuidad de los videojugadores. Son fuerzas potentes que correctamente dirigidas pueden ser utilizadas para resolver un amplio rango de problemas científicos, decía Seth Cooper, uno de los creadores del juego al analizar por qué los videojugadores tuvieron éxito donde las computadoras fallaron.
La gente posee, además, mejores habilidades espaciales que las computadoras, así que los juegos pueden proveer un marco adecuado para combinar las fortalezas de computadoras y humanos con el objetivo de hacer avanzar la ciencia.
Añadiría algo sobre lo que ando escribiendo, cómo la idea de la ingenuidad ligada al acierto no es nueva y la suponen algunos teóricos sobre la inteligencia colectiva. Destacaba Armstrong en un artículo de 1980 (The Seer-Sucker Theory: The value of experts in forecasting), la frecuente sobrevaloración del conocimiento experto, cuando según numerosas investigaciones no se ha encontrado ningún estudio que refleje una ventaja importante a favor del mismo sobre el trabajo colaborativo.
Sea como sea parece que se confirma el inestimable valor de la diversidad, de la apertura, así como el del juego.
PD: Que sí… que tal y como se observa en los comentarios, ” ingenuity” se traduce como ingenio, pero NO es una traducción, es una interpretación, como bien puede suponerse si se lee el último párrafo del artículo. Creo que si los videojugadores podían superar a los científicos en ese caso era por “ingenuidad”, por libertad y no sometimiento a ideas previas. No me parecería lógico decir que los videojugadores tienen más “ingenio” que los científicos. Así se ha argumentado desde un primer momento.
En fin…
Fuente:
www.dreig.eu