lunes, 29 de julio de 2013

Möbius, una historia de amor topológico.

Puente Möbius 

Como suele pasar en estas cosas, es difícil saber dónde o en qué momento empezó todo. Esa es una de las ideas que suelen transmitirse siempre que alguien cuenta en voz baja, como si temiera romper el hechizo de la torsión, la vida de Möbius: Que parece sacada de una película, o de un buen libro, de esos que narran eternas historias que no envejecen con el paso del tiempo.

Möbius, como otros muchos antes que él, es uno de esos seres que pasan desapercibido en nuestra vida a pesar de que nos lo cruzamos a diario, siquiera cuando lanzamos una mirada distraída a un contenedor de basura. Podría pasarse horas junto a él. Está allí, pero es como si no estuviera.

El símbolo del reciclaje es una banda de Möebius. Credit: blogsostenible.wordpress.com
El símbolo del reciclaje está basado en una banda de Möebius. Credit: blogsostenible.wordpress.com

Algunos incluso se han atrevido a especular con que Möbius, un ser tan particular que es una superficie con borde, es decir de dimensión 2, pero que habita, como cualquiera de nosotros, en un espacio de 3 dimensiones, no tiene principio ni final. Que es una especie de ser mágico más allá del espacio o el tiempo, que aparece en ocasiones excepcionales.

La historia de amor de Möbius surgió en un café-bar, de los de hace unos años. Con un cierto aroma a clásico en la decoración, humo de cigarrillos en el ambiente y una imperecedera y acogedora melodía de jazz que se pegaba a la piel como la ropa mojada en los días de lluvia, antes tan habituales.

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Portada inspirada en una banda de Möbius

Entró en el local con su gabardina y la sonrisa de siempre, que le surgía espontánea, cuando tras observar desde el callejón los neones del bar encenderse por tramos, hacía el comentario de que la vida era como recorrer el camino que marcaban esas “Luces de August”. Un sendero en el que, a primera vista, era difícil adivinar en qué punto te encontrabas o dónde estaban el origen y el fin.

No había cortes. Ni piezas pegadas. Él siempre hablaba de “cirugía” cuando hablaba de cortar y pegar. Jerga de los bajos fondos. Todo el juego de luces era una sucesión continua de color que iba iluminándose y encendiendo en verde la noche y la humedad del callejón. Podría haber sido igualmente un rectángulo, pensaba a menudo. Hubiera sido más sencillo. Pero él siempre había sabido apreciar la originalidad de aquel rizo en el nombre, sin la que el local hubiera perdido sin duda buena parte de su encanto.

Y si embargo, aquella noche la continuidad de la vida de Möbius estuvo a punto de tomar un nuevo rumbo. No se puede decir en rigor un cambio de dirección, ni tan siquiera de sentido, porque otra de las características de la personalidad de Möbius es que no se dejaba orientar (él diría manejar) por nadie.

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Nada más poner los pies en el bar observó el inadvertido gesto de saludo del camarero, que le indicaba un lugar al fondo. Junto al rincón más alejado de la puerta había un nuevo sillón. Una especie de 8 dispuesto de forma que dos personas sentadas podían mantener una conversación discreta casi sin mirarse. Tan sólo dejando que el sentido del oído fuera el guía de los sentimientos.
Lo primero que le llamó la atención de quien le esperaba sentada ocupando uno de los asientos de aquel sofá, fueron los zapatos que lucía puestos. Una clase de zapatos que cómo el letrero del propio bar no tenían principio ni final, cuya suela hacía al mismo tiempo las veces de empeine.
Zapato con banda de Möbius.
Zapato con banda de Möbius.

Toda aquella sucesión de continuidades inagotables llegaron al punto del vértigo cuando la poesía del jazz se mezcló con las palabras de ella… Frase por frase, todo lo que sonaba o era pronunciado parecía el resultado de una conjunción mágica de seres, momentos, tiempos y espacios. Como si todos los planetas se hubieran alineado aquella noche para lograr eternizar el momento.

Möbius, acostumbrado como estaba a dudar de todo, no cayó entonces en la cuenta de que la razón estaba inconscientemente más activa que el corazón, y sin pretenderlo, su pensamiento topológico, fue analizando el conjunto compuesto por cada uno de aquellos versos.

Cuando terminó de hacerlo. Se levantó, lanzó una mirada ya conocida al camarero y se fue.

Al acercarse a la barra, un gesto de pesadumbre recorrió el rostro del camarero que inconscientemente volvió a mirar un viejo cartel que colgaba de una de las paredes del establecimiento, y mientras limpiaba la barra y recogía un pequeño paquete que Möbius había dejado descuidadamente encima, volvió a pensar en aquellas proféticas palabras.
“Si la meta no te deja disfrutar del viaje, mejor bájate del tren”.

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Nota: “La retorcida banda de Möbius” es el título de la charla que la profesora Marta Macho Stadler impartió en el curso de la verano de la UPV/EHU el pasado día 11 de Julio. EL texto pretende enumerar, en forma de historia, algunas de las características de la Banda de Möbius, desgranadas en aquella conferencia.
 
El título del curso es “Cultura con M de Matemáticas” y el texto, una aproximación escrita, literaria me parece mucho decir, a las características de la Banda de Möbius.  Puede encontrarse más información del curso aquí.
 
Otros enlaces de interés para saber más de la Banda de Möbius:
Fuente:
activatuneurona.wordpress.com

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