Murió a los 101 años; sus restos son velados desde las 15 en el Teatro Nacional Cervantes
La actriz Amelia Bence
falleció esta mañana, según lo anunció Alejandro Ullua, director
ejecutivo de Instituto Proteatro. Los restos de la actriz son velados
desde las 15 en el Teatro Nacional Cervantes (Avenida Córdoba 1155,
Cuidad de Buenos Aires) y mañana a las 10 serán depositados en el
Panteón de la Asociación Argentina de Actores, en el Cementerio de la
Chacarita.
Bence,
que según su testimonio había nacido el 13 de noviembre de 1914, fue
una de las más destacadas figuras que dio el cine y el teatro en la
Argentina entre las décadas de 1940 y 1960 y después de ese momento de
apogeo se mantuvo siempre activa y prolongó su vigencia a fuerza de
talento y personalidad.
Su trayectoria artística comenzó de la mano de
Alfonsina Storni, con quien trabajó cuando era pequeña en el Teatro
infantil de Lavardén. La propia Bence recordaba al detalle el momento
en que debutó en un escenario cuando tenía cinco años, literalmente de
la mano de la poetisa, en una obra con su firma. Así narró el episodio a
La Nacion, hace unos años: "Yo hacía el papel de un nene, un varoncito,
que tenía que enviarles una carta a los Reyes Magos. Pero cerré el
sobre y cuando fui a pegar la estampilla, me la tragué. Me puse a llorar
y corrí a refugiarme en las bambalinas. Y allí estaba Alfonsina, que me
abrazó, me consoló y me pidió que volviera al escenario. Todavía
recuerdo sus palabras: «¡No seas tonta, vos vas a ser una gran
actriz!»".
Su trayectoria en el cine, que contó con su presencia en más de 40 películas, comenzó con un breve papel en Dancing (1933), de Luis Moglia Barth y continuó, ya en plenitud en la década siguiente, junto a Carlos Borcosque (La casa de los cuervos, 24 horas en la vida de una mujer), Luis Moglia Barth (Cruza, María Rosa), Luis César Amadori (Son cartas de amor...), Pierre Chenal (Todo un hombre), Julio Saraceni (Nuestra Natacha), Ernesto Arancibia (Lauracha, Romance en tres noches) y Mario Soffici (El pecado de Julia). Su participación en La guerra gaucha
(Lucas Demare, 1942), una de las películas más importantes de la
historia del cine argentino, le dio reconocimiento y comenzó a ser
solicitada para papeles protagónicos. Entre las paliculas en las que
trabajó sobresale sin dudas Los ojos más lindos del mundo (1943), de Luis Saslavsky (con quien también rodó Camino del infierno), sobre todo porque la definió para siempre al destacar la belleza de sus ojos.
A
la labor teatral entró, en la década del 50, de la mano de quien por
entonces era su marido, Alberto Closas. En ese ámbito representó obras
como La estrella cayó en el mar, Mi marido y su complejo y Mi mujer está loca, que fueron muy exitosas. En 1957 filmó Alfonsina
(1957), de Kurt Land, basada en la vida de la poetisa con quien ella
empezó su formación cuando era una niña. Luego de esta película comenzó
también a acercarse a la pantalla chica. "Al teatro me fui adaptando. A
la TV, en cambio, me costó entregarme, pero después del primer
teleteatro me sentí muy cómoda", dijo a propósito de un medio que, con
los años, terminó añorando más que ningún otro en sus tiempos de
inactividad. Allí dejó su sello, sucesivamente, en series y telenovelas
como Los premios Nobel, Topaze, Romina, Bianca, Esos que dicen amarse y, sobre todo, en el ciclo de unitarios Las veinticuatro horas.
En
los últimos años de trayectoria laboral, casi como un homenaje en vida,
recibió dos curiosas propuestas: participar en la comedia No hay 2 sin 3 -que
cerró su aporte a la TV- y personificar en 2003 a un hada en la obra
teatral infantil Amor invisible. Se quedó con las ganas de volver al
cine (del que se despidió con Adiós Alejandra, en 1973), con un proyecto trunco, La loma del diablo,
de Atilio Polverini, en el que iba a encarnar a una caudilla. "El
público no se olvidó de mí. Lo veo y lo disfruto en la calle, en los
negocios a los que voy de compras, en los estrenos teatrales. Mi único
deseo es seguir en actividad con más fuerza que nunca", decía por
entonces.
Coqueta,
como es costumbre en las actrices de su época, su verdadera edad fue
siempre un dato polémico. Muchas versiones sostienen que actualmente
sobrepasaba en un lustro los cien años. Sin embargo, en noviembre de
2014, en la fecha de su cumpleaños, ella sostuvo en el festejo junto a
varios amigos suyos, que celebraba los 100. ¿Y qué importancia tendría
si esa aseveración no coincide con lo que figura escrito en un papel con
más de un siglo de existencia?
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