jueves, 31 de diciembre de 2009

Atardecer de un día agitado (reflexiones junto al Chevallier). 1ra parte.

Viaje accidentado el retorno de Buenos Aires. Primero el ómnibus salió demorado. Después se descompuso luego de hora y media de viaje (algo que según comentaban los pasajeros ocurre con preocupante frecuencia). Según los choferes, la caja de cambios no funcionaba y llamaron a un mecánico (el cual llegó finalmente en un muy destartalado Ford Taunus, lo cual nos hacía dudar de la efectividad de su servicio basándonos en el aspecto de su medio de locomoción).

Mientras tanto, 13 horas del miércoles, bajo un sol que afortunadamente no era muy intenso, comenzamos la espera. La espera de algún ómnibus de otra empresa que tuviera asientos libres y pudiera llevar a los pasajeros varados del servicio de las 10:35 de Retiro a Rosario de la empresa Chevallier. Luego de respetar el orden de primero ancianos, niños y mujeres, pude abordar el quinto ómnibus que apareció. El viaje volvió a demorarse por lo que parecía ser una quema de neumáticos sobre la autopista a la altura de V. G. Galvez sumado a un chofer perdido que casi termina adentro de una aceitera.

Pero volvamos a la espera junto al ómnibus descompuesto. Mientras esperaba sobre la banquina, tuve oportunidad de conocer a Daniel, 22 años, australiano de paseo por la Argentina e hijo de un contador rosarino que se fue hace más de 20 años. A pesar de tener un padre hispanoparlante, Daniel no hablaba español (nunca entendí que padres bilingües no enseñaran a sus hijos los dos idiomas que ellos hablan) y no comprendía muy bien lo que estaba pasando. Me miró con cara de alivió al encontrar a alguien que hablara su idioma y pudimos conversar a pesar de su acento australiano al que no estoy acostumbrado. Le expliqué sobre el desperfecto y las demoras que ello nos iba a ocasionar.

Acto seguido el australiano hizo catarsis verbal y me contó sobre su día que había empezado a las 7 de la mañana para tomar un ómnibus que teóricamente salía a las 8 pero que nunca apareció. Luego Daniel compró un boleto para el servicio de las 9 en la empresa... ¿qué empresa era? Lo que Daniel me contaba era tragicómico y fácil de entender: los boletos no son fáciles de descifrar a primera vista. En el encabezado figuran 3 empresas: Argentina, Sierras de Córdoba y Urquiza. Si mal no recuerdo, el boleto que Daniel me mostró decía Nueva Chevallier en un recuadro chiquito titulado “Viaja por empresa”. Moraleja: Daniel perdió el servicio de la New Chevallier porque buscaba el coche de Urquiza, el cual por supuesto no estaba. Y para completar terminó tomando un ómnibus que nunca llegó a destino (eso sonó muy “Crónica”).

Entre otras cosas, Daniel me contó que había estado recorriendo la Argentina por algún tiempo, visitando El Calafate (no le pregunté si había conocido a alguien famoso), las cataratas y Mar del Plata. Ahora volvía a Rosario para pasar unos días con la familia de un amigo de la infancia de su padre y acto seguido se iba con amigos por dos semanas a Brasil. Unas vacaciones merecidas, según Daniel, luego de obtener un título en finanzas en Junio pasado y con un trabajo en puerta que comienza en Febrero del 2010. No sabía cuando volvería a tener oportunidad de hacer viajes largos así que estaba aprovechando al máximo su tiempo libre antes de entrar al mundo de los adultos que trabajan, y trabajan y trabajan. Daniel ya está planeando su visita a Brasil para el próximo mundial de fútbol y dijo una frase que quedó sonando en mi mente: “Esa es la forma de pasar la vida. Planeando las próximas vacaciones.” Pensamiento anti-estrés si los hay.

Continuará

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