jueves, 7 de enero de 2010
Los dinamarqueses observan a los inmigrantes después del ataque al caricaturista
Por Sarah Lyall
Traducción de Claudio Pairoba
Copenague – Como parte de un prolongado dolor de cabeza nacional causado por la decisión de un diario danés de publicar 12 caricaturas del profeta Mahoma en el 2005, el ataque sufrido la semana pasada por uno de los caricaturistas responsables tenía un viso de cierta horrible inevitabilidad.
Una vez más, el móvil fue la furia, todavía fresca después de todo este tiempo, respecto de la diseminación de las caricaturas. Y una vez más, las circunstancias, en este caso, la noticia de que la persona acusada del ataque era un inmigrante musulmán sospechado de tener conexiones con terroristas, ha conducido a los dinamarqueses hacia la incómoda situación de examinar su relación con su población musulmana.
En un país que ya tiene una de las políticas migratorias más estrictas de toda Europa Occidental, el ataque ha encendido a políticos de todos los sectores que piden reglas todavía más duras acerca de a quién se le debería permitir vivir allí.
“Lamento decirlo, pero es un déjà vu, cada vez que pasamos por uno de estos episodios, 10 minutos más tarde los tenemos diciendo que tiene que haber una nueva ley”, dice Naser Khader, miembro del Parlamento y vocero de Asuntos Exteriores e Inmigración para el Partido Popular Conservador. Se refería al cada vez mas poderoso Partido Popular Danés, en cuyos votos el gobierno se apoya para lograr la aprobación de leyes y cuya retórica populista y anti-inmigratoria ha conducido y exacerbado el debate durante los últimos años.
Luego del ataque, la líder del Partito Popular, Pia Kjaersgaard, dijo que debería ser más fácil deportar a los dinamarqueses ligados a terroristas. “Debe ser totalmente claro para cualquiera en este país que no podemos aceptar cierta tolerancia respecto a tener a Islamistas que se asocian con el terror”, dijo.
Khader es tan hostil hacia los islamistas como cualquier otro político danés; recientemente propuso prohibir las burqas. Pero agrega que los últimos comentarios han ido muy lejos. “Hay que ser responsable cuando ocurren incidentes de este tipo, y no dejar que las emociones se apoderen de uno”, dijo.
Los nuevos detalles respecto del sospechoso de atacar al caricaturista Kurt Westergaard de 74 años, han incrementado las quejas acerca de que el servicio de seguridad ha sido muy laxo en cuanto a monitorear a los sospechosos de tener simpatías terroristas.
El ataque tuvo lugar en la noche del pasado Viernes cuando Westergaard fue amenazado en su casa de Aarhus, la segunda ciudad en importancia de Dinamarca, por un hombre que portaba un cuchillo y un hacha. El caricaturista ha sido objeto de la furia musulmana desde que dibujó la que tal vez sea la más provocativa de las 12 caricaturas, la cual mostraba a Mahoma usando un turbante en forma de bomba. La víctima se refugió en un cuarto seguro y llamó a la policía con un botón de pánico.
El sospechoso de nombre Muhudiin Mohamed Geele y 28 años de edad, fue acusado de doble intento de homicidio contra el caricaturista y un policía y se ha declarado inocente.
Geele llegó a Dinamarca en 1995 como refugiado de la guerra civil en Somalia de acuerdo a las autoridades, y al año siguiente se le concedió estatus para quedarse por tiempo indefinido. Vivió en la ciudad de Aalborg y de niño fue considerado un ejemplo para otros en un club para jóvenes, de acuerdo a las declaraciones de Nuuradiin Hussein, un empleado de dicho club.
“Era uno de mis favoritos en el club”, dijo Hussein, quien ahora se desempeña como trabajador social. “La mayoría de los chicos de su edad quería hablar de chicas y futbol, pero el se preocupaba por el futuro y por tener una educación”.
Geele se casó y tuvo 3 hijos, y en cierto momento de acuerdo al Servicio de Inteligencia y Seguridad Danés, se conectó con la Shabab, una organización terrorista somalí y con Al Qaeda en Africa Oriental.
También comenzó a hacer frecuentes viajes al exterior. El último verano fue arrestado por las autoridades en Kenya. La razón fue que había perdido su pasaporte, pero oficiales de inteligencia dijeron que sospechaban que Geele estaba conectado con otros sospechosos en una conspiración para volar varios edificios incluyendo el hotel donde la Secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton se hospedaba.
Nicholas Kamwende, Jefe de la Policía Antiterrorista de Kenya, dijo que las autoridades de su país compartieron informes de inteligencia de manera verbal acerca de Geele con la embajada dinamarquesa.
“Les dijimos que es un hombre peligroso, pero su reacción fue negativa”, dijo Kamwende en una entrevista.
En otra entrevista con el diario Jyllands-Posten, la ahora ex-esposa de Geele dijo que el Servicio de Inteligencia y Seguridad Danés había tratado de reclutar a Geele en el 2006.
“La policía lo quería como informante”, declaró la ex-esposa al diario, “y él se puso triste y se volvió cada vez más retraído. La policía pensó que él había combatido en Somalía contra las tropas etíopes, y que había ido y vuelto para participar en la guerra. Pero él solo había estado en Somalía en 2005 para visitar a su familia.”
Los oficiales no declararon si la agencia había hecho alguna propuesta a Geele, pero dijeron que era normal para el Servicio de Inteligencia “entrevistar a individuos que pudieran ser de interés para la organización”. Jakob Scharf, director general, dijo que no había habido ninguna evidencia que pudiera justificar el arresto, enjuiciamiento o expulsión de Geele, a pesar de sus conexiones terroristas.
Recientemente, Geele había estado viviendo en un departamento ubicado en un deteriorado edificio típico de un vecindario de inmigrantes, a unos 10 km del centro de Copenague.
Sus vecinos dijeron que Geele había estado alquilando un cuarto en un departamento propiedad de un taxista egipcio y que era conocido por sus convicciones religiosas (un vecino agregó que le habían pedido varias veces que bajara el volumen de la música y las grabaciones del Corán) así como por ser, al menos al principio, distante y poco amigable.
Luego del arresto, la policía revisó el departamento por más de 8 horas, de acuerdo a los vecinos.
Lo que el ataque del cual Westergaard fue víctima muestra más que nada es como la publicación de las caricaturas ha cambiado irremediablemente el lugar de Dinamarca en el orden mundial. El daño se acrecentó en el 2008, cuando en respuesta a otro plan para matar a Westergaard, todos los periódicos más importantes de Dinamarca publicaron las caricaturas.
Fue entonces cuando Osama bin Laden denunció a las caricaturas como parte de una “cruzada” contra el Islam, y otros miembros de Al Qaeda llamaron a los musulmanes a convertir a Dinamarca en blanco de su furia. En Junio de ese año, un extremista suicida se inmoló en Islamabad, Pakistán, matando a 8 personas en la embajada danesa.
En la muestra más reciente de los problemas de Dinamarca, el gobierno de Sudán hizo una denuncia publica el pasado Martes sobre la película “The revenge”, la cual trata sobre la guerra de ese país y que fue filmada por la cinematógrafa danesa Susanne Bier. El gobierno comparó al film (el cual debería estrenarse a mediados del 2010) con las caricaturas.
Cada nuevo incidente fuerza a los círculos más extremistas de ambos grupos, anti-inmigrantes e islamistas, a adoptar posiciones cada vez más duras, de acuerdo a Ole Waever, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Copenague. Mientras, a medida que los discursos se vuelven más encendidos, dice, el sentido de identidad de Dinamarca se pone dolorosamente a prueba.
“Hay una extraña dialéctica en la reacción,” dice Waever en una entrevista. “Hay una crisis de identidad en la cual ya no nos reconocemos a nosotros mismos. Esta visión de nosotros como una sociedad liberal y relajada ya no encaja con la realidad.”
Contribuyeron con esta nota:
Walter Gibbs desde Oslo.
Johan Spanner desde Copenhagen.
Reuben Kyama desde Nairobi, Kenya.
Fuente:
http://www.nytimes.com/2010/01/07/world/europe/07denmark.html?hpw
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